Hablando de Terapias Ocupacionales y esos vacíos en nuestro hijos que queremos a toda costa rellenar, pero no sabemos cómo; he tenido mi propia visión acerca de ello y he tomado lápiz y papel para describirlo:
Hoy es uno de nuestros días de terapia. Soy consciente que no es el mejor lugar para "terapiar" a mis hijos, pero por ahora es el lugar en el que estamos, y asi lo aprovecharemos.
Soy la única mamá esperando sentada en la escalera y con un libro en la mano. Las demás mamás están están hablando por teléfono, contándoles sus penurias a la otra, durmiendo, regañando a sus hijos, viendo la TV con la novela de la tarde, o simplemente absortas en sus propios pensamientos, mientras sus hijos están corriendo peligro junto a las frágiles barandas del segundo piso. Las demás estuvieron muy pendientes de mi tattoo en la rodilla.
Ok, no estoy en mi mundo crítico activado, solo observo. Observo nuestra débil humanidad. Sé y reconozco muy bien el porqué estoy aquí sentada esperando a que mis hijos salgan de una terapia con "nuevas profesionales" que ni siquiera son madres y que creen que regañando a los padres de ahora son mejores en su labor.
Reconozco los pasos en falso que he dado intentando sobrevivir, sin poder vivir realmente. Y esto me lleva a pensar en el Súperpoder que tienen los niños y nuestra tenaz impotencia ante ello.
Nuestra sociedad, nuestros propios prejuicios, nuestro deseo ardiente por buscar un lugar dentro del montón, hace que olvidemos el verdadero valor de ellos. Su verdadero poder. Tratamos por todos los medios de hacer que ellos se destaquen, pero los sumimos en un estado permanente del "No". La negatividad se la incorporamos desde sus primeros pasos por nuestros propios miedos.
Estamos ciegos ante sus más altos potenciales. Les callamos la boca con historias de cocos y diablos que se llevan a los niños "rebeldes". Pero diariamente nos estamos quejando de nuestra situación precaria en la vida.
NO somos conscientes de reconocer que nuestros pequeños son genios, que logran aprender demasiado fácil las cosas que nosotros de adultos ya no procesamos en tan poco tiempo. Nos olvidamos de la imperfecta perfección de la naturaleza.
Queremos que sean adultos en cuerpos de niños y robamos su inocencia con nuestras exigencias.
Yo llamaría a nuestra sociedad de Padres actuales como Asesinos.
Si. Asesinos de sueños, de identidad, de poder, de inocencia, asesinos de la infancia. Y sí. Entiendo que si estoy aquí sentada esperimentando mi propia terapia, es porque en algún momento asesiné los sueños y libertad de mis dos amados pequeños, e intenté que fueran unos desorientados adultos en pequeños cuerpecitos. Y sí!! Aquí estoy, entendiendo e imaginando como arreglar este meollo y gran círculo vicioso que se viene repitiendo de generación en generación. Y sí!!! Soy Mamá Real y sabré cómo solucionarlo, pues he comprendido que la niña que necesita empezar en una urgente terapia y autoayuda, soy Yo.
Comentarios
Publicar un comentario